sábado, 15 de septiembre de 2012

Lo importante de la vida


Como podríamos saber a dónde vamos si ni siquiera sabemos aún a donde llegaremos. La vida a veces consiste en eso, trazarte metas, a corto medio y largo plazo. Gozando de lo que puedas por el camino, pero cuando saber si el camino se acaba a medio camino o simplemente se esfuma.


Carlita, en sus 17 años, cursando primer año de medicina, lo único que quería era ser una gran medico y pertenecer al grupo de personas que día a día se esfuerzan por aliviar el dolor ajeno. Ella tenía la vida trazada, metas hechas, donde iba a hacer internado, residencia y demás, lo sabía llevar bien, las clases, la ayuda comunitaria, casi todo iba bien con ella, su tiempo organizado y parte de su vida ya arreglándose con el tiempo.
La hicimos! -  Le dije esa tarde mientras vimos nuestra última nota que nos faltaba, pasamos a otro año más, ella con las mismas aspiraciones e intentando cambiar el desorden de las mías.
Continuamos en verano ella inspirada por su cariño a los demás, llevaba catequesis a niños de un distrito pobre de Trujillo. Entre mensajes y llamadas, supe que estaba enferma, “Nada grave” – me decía, mi madre es una exagerada o quizá yo más que ella.
Entonces llegaron las clases “No había tiempo”, yo decía. Mientras ella me miraba con ojos cansados  y medio sonriendo “El tiempo siempre está ahí”.
Poco cansado por unas clases agotadoras, yo preocupado por ella, ella preocupada más por mí. 
Pasó el primer mes de clases. Le diagnostican leucemia, “cáncer” – me dijo entre lágrimas esa misma noche. No hay sentimiento para describir lo feo que se debe sentir, ser bueno y tener toda tu vida planificada y ahora no saber a dónde ni por donde ir.
Entonces, solo atiné a decir lo que todos dicen “Te vas a mejorar, yo sé que tú puedes” pero lo dije enserio, que de poder dar algo, lo hubiera dado todo.
Pasaron el tiempo, primera, segunda, tercera quimio. Lo único que quería era que no se sienta sola, pasaba a verla cada vez que podía, intentábamos pasar a UCI de imposibles maneras, pero pasó; un día después de todo me manda un mensaje “Feliz Día del amigo” decía, entonces supe que todo había pasado y que todo iba a ir bien. Fuimos a verla, muchas veces, la serenata de hallowen, las cartas de todos, su cumpleaños un poco improvisado y una bandeja de mensajes llena otra vez.
Los rulos le volvieron a crecer y con ellos todas sus ganas de estudiar y de vivir, esas que siempre tuvo, volvió a la universidad con esa sonrisa que siempre le caracterizaba. A veces era algo extraño comentar sobre su enfermedad; omitíamos el tema y seguíamos como si nunca hubiera pasado, ella seguía siendo la misma de siempre.
Hasta ahora recuerdo el “En noviembre acabo mi tratamiento” y la cara de emoción que le ponías, el empeño de vivir y salir adelante.
Entonces llega la peor parte de esta historia, corría el 27 de Agosto del año pasado entonces las cosas empeoraron. “Al parecer ha recaído” – me dijo tu madre intentando no llorar. Dos semanas después todo sale de control y pasó. Ahora en donde estés sé que sigues haciendo las cosas realidad. Entonces ahora entiendo que lo importante en la vida no es el destino, sino el viaje... los retos que afrontas por el camino, los giros inesperados, las decepciones que superan, los amigos que ganas ya sea en medio siglo de vida o en unas pocas décadas. 

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